REFERENCIA

BIBLIOGRÁFICA

José Antonio Camacho Espinosa y Fernando Antonio Yela Gómez. El maratón de los cuentos llega a la escuela. En: Cuadernos de Pedagogía, 2008, nº 384, p. 32-35.

José Antonio Camacho Espinosa

Fernando Antonio Yela Gómez

Maestros y miembros del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil de Guadalajara

  1. EL MARATÓN VISTO DESDE EL SEMINARIO

Corría el año 1982 cuando la iniciativa de una bibliotecaria entusiasta, recién llegada a Guadalajara, hizo que un grupo de maestros, maestras y bibliotecarias –y algún bibliotecario- coincidiésemos en un curso sobre literatura infantil y animación a la lectura. De allí surgió la idea de formar un grupo que se reuniese periódicamente para poner en común lecturas, experiencias en los respectivos centros de trabajo, reflexiones sobre que quehacer diario… Así nació el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil.

Diez años más tarde, un 25 de abril, esa misma bibliotecaria, pero ahora investida como alcaldesa de la ciudad, daba el pistoletazo de salida al primer Maratón de los Cuentos de Guadalajara. Fue una iniciativa que, una vez que esta alcaldesa-bibliotecaria dejó su puesto en el Ayuntamiento, retomó el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, celebrándose este año su edición número 17.

Al Maratón de Cuentos propiamente dicho se han ido sumando, a lo largo de estos años, otras iniciativas complementarias: “Maratón de Música”, “Maratón de Radio”, “Maratón de Ilustración”, “La Chimenea de los Cuentos”, “El Festival de Narración Oral”, “Taller Cirano”, “Conferencias y Mesas Redondas”, “Talleres de narración oral y escrita”, “La palabra viajera”, “El Maratón Viajero”, “El Bicicuento”, “Los puestos de los libreros”, “Espectáculos de calle”,… Todas ellas hacen que el Maratón de los Cuentos se haya convertido en la actividad cultural más emblemática de la ciudad, hasta tal punto que la corporación municipal anterior quiso proclamar a Guadalajara como “ciudad de los cuentos”.

El fin último del Maratón, como el de todas las actividades promovidas por el Seminario, es propiciar el encuentro con los libros y desarrollar el hábito lector entre niños y jóvenes y entre la población en general. Pero, más específicamente, el Maratón lo que persigue es animar también al encuentro, pero en este caso con la palabra, con la narración, con las historias, con la poesía contada y escuchada. Es el texto oral el que se convierte en protagonista para que se encuentren narradores y oyentes. La magia de la palabra al amanecer, la emoción de las historias de medianoche, la ilusión de los cientos de niños que cuentan a media tarde, llenan el Patio de Los Leones del Palacio del Infantado durante 48 horas de forma ininterrumpida. En los dos últimos años, debido a las obras de acondicionamiento de este edificio singular, han sido los jardines de este mismo Palacio los que nos han acogido con sus decenas de tonalidades y olores en una primavera exultante.

Y mientras en el escenario central se suceden, cada cinco, ocho o diez minutos, un cuento tras otro, que varios centenares de personas escuchan con deleite, otros tantos disfrutan aquí y allá de la música, de los libros que están a la venta, de los relatos espontáneos que se ofrecen en “La Chimenea”, de los espectáculos programados en las plazas de la ciudad o de las historias que un grupo de narradores profesionales nos brindan en el Teatro Moderno.

Pero el Maratón de los Cuentos no son solo 48 horas, durante el tercer fin de semana de junio. El Maratón ha generado una dinámica que dura prácticamente todo el año. Desde octubre hasta mayo, se celebra el “Viernes de los Cuentos”. Una vez al mes, a las nueve de la noche, nos congregamos entre 400 y 500 personas para escuchar a uno de los muchos narradores y narradoras que vienen hasta Guadalajara trayéndonos sus mejores relatos. Al día siguiente, sábado, en la Biblioteca Pública, esa misma persona cuenta para los pequeños.

Uno de los “efectos secundarios” más notorios del Maratón de los Cuentos es la estrecha relación que se ha establecido con los centros educativos, particularmente con los de Infantil y Primaria. Una relación que se mantiene desde el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil y desde la Biblioteca Pública para otras muchas propuestas relacionadas con la lectura y los libros, pero que ha tomado especial relevancia con motivo del Maratón.

Varios meses antes de su celebración –en algunos casos desde principio de curso- los profesores ponen en marcha actividades como: la confección de “El libro gigante”, el “Taller de cuentos” o el “Taller de narración oral”. En algunos centros, son un grupo de maestros y maestras quienes las llevan a cabo. En otros, es todo el claustro el que se implica en las mismas. Algunos colegios e institutos utilizan el tema del Maratón como motivo para su “Semana Cultural”, poniendo a disposición del Seminario los materiales y la decoración que elaboran para utilizarla en el propio Maratón. Otros, dando carta de naturaleza a esas actividades, las incluyen en su Proyecto Curricular como parte de las tareas que se van a llevar a cabo en el aula de forma programada, estrechamente vinculada a algunos objetivos de etapa.

En unos casos y en otros, el fin último es desarrollar las habilidades y las capacidades para narrar, para escuchar, para crear relatos, para transmitir ideas y sentimientos.

  1. EL MARATÓN VISTO DESDE LA ESCUELA
La montaña no sabía

si su manantial sería río o ría.

Todo el calor del mar subió a tus ojos,

todo el agua del mar bajó a mi llanto.

Estos dos hermosos mini poemas de Gloria Fuertes abrieron el espectáculo poético-musical con que quisimos homenajear a esta gran escritora. Su rostro entrañable llenaba la pantalla de cine del teatro de la Casa de Cultura de Alovera. Fue el resultado de la colaboración de la Biblioteca Municipal, del trabajo de varios maestros y maestras, y del Ayuntamiento. Cuarenta y tres niños, de entre siete y doce años, de manera individual o en pequeños grupos pusieron en escena el espectáculo Cuéntame poemas, pequeñas joyas tomadas de Gloria Fuertes. El cocinero distraído, Sí es posible, Poema al no, Los que cuidan las ovejas, ¡A la comba!, Tren de los tatarabuelos, Don Segundo… fueron desgranándose, una a una, con un ritmo poético que le hubiera gustado escuchar a la autora. No pudimos invitarla, aunque su presencia se notaba entre nosotros y lo estará siempre. Seguro que supo, por fin, que el manantial de su montaña fue río y ría.

Fueron muchos días de ensayos en el colegio, después de la comida, entre sesión de mañana y tarde: bailes, músicas, ritmo. Y algunas horas de confección de pequeños decorados con los que arropar a los protagonistas. Algunos encargos de atrezzos, máscaras, plumas, antenas y pequeños detalles para que disfrutaran los niños de Cuéntame poemas. Llegó el día del estreno. El teatro de la Casa de Cultura estaba repleto, las caras expectantes, los niños nerviosos, los maestros también.  Ahí estaba la maestra de música, los maestros y maestras que ayudaron a memorizar a los alumnos los pequeños poemas y el director de la escena y escritor del guión de la obra. Hicimos dos representaciones para todos los niños, sus familias y todo el pueblo. Fue inolvidable. Y como estaba cerca el Maratón de los Cuentos de Guadalajara y el Mini Maratón de los Cuentos de Alovera, los niños que pudieron tuvieron una oportunidad más de disfrutar recitando sus poemas. Era otro escenario, no era ya un espectáculo conjunto, pero ahí estaban las palabras de Gloria Fuertes y los niños un poco más grandes, pero con sus mismas dulces voces, con los mismos nervios y disfrutando con plenitud rodeados de sus familias. Antes habían participado en los desfiles de inauguración de otros maratones acompañados por los dulzaineros y un grupo de animadores entusiasmados con la lectura.

Unos años antes, como siempre, los colaboradores recorrieron todas las clases del colegio animando a los niños a asistir al Maratón de los Cuentos. Nos habían dado quince minutos para participar en Guadalajara. Había que buscar tiempo para todos. Se preparó una pequeña obra basada en los cuentos mínimos y de nunca acabar, así se dio participación a todos y cada niño se sintió protagonista por unos momentos.

Doña Berta y Don Martín era un feliz matrimonio repleto de hijos y con gran amor por los cuentos. Fueron bastantes los días en que “quitamos” a los niños quince minutos del recreo para que jugaran de otra manera: aprendiendo a ser narradores. Terminamos la narración del pequeño cuento lanzando un cohete poético que recorrería todos los leones y los grifos del Palacio del Infantado de Guadalajara. Y después, a hablar con el Ayuntamiento para que colaborara con nosotros poniéndonos un autobús en el que desplazarnos hasta la capital los profesores, los niños y sus familias.

Siempre se queda corto el tiempo para participar con todos los niños que lo desean. Por esto, en las dos últimas ediciones, en otro colegio y en otra ciudad, el poeta de turno escribió unos poemas narrativos con los que inaugurar el maratón y explicar a su manera el decorado del escenario principal y el tema elegido para cada edición. Así preparamos los poemas Mi amiga la Luna y Veo veo que recitaron los niños de segundo y primero de E. Primaria. Cuarenta y ocho niños al unísono, ayudados por gestos que fuimos recogiendo de entre los que ellos proponían. Eran dos las clases que ensayaban independientemente y después se juntaban para recitar y escucharse. Por último, lo harían juntos y se pasearían por otras clases del colegio para ofrecer a los demás su trabajo. En este caso, a capela, sin más ayuda que la de su propia voz. Sólo al final, en uno de los poemas, lanzarían su puñado de papelillos de colores a modo de estrellas. Las cámaras del “Maratón de Fotografía” y de los padres se llenaron de imágenes que recordarán para siempre su participación. Y con una sonrisa de oreja a oreja fueron recibiendo cada uno su pin de narradores del maratón. Una manera extraordinaria de concluir el curso escolar.

Pero, además, durante el curso se dedica mucho tiempo a leer o a contar a los niños multitud de cuentos. Se cuentan para deleitarse, para escuchar, para aprender, para animar el gusto por la lectura, para investigar y para muchas cosas más.

Todos los días abro un libro y, después de haberlo ojeado durante un instante, comienzo a leer. Mi voz se transforma, se agranda, se achica, se silencia, se va de un lugar a otro, de una cumbre a una ladera, de una nube a una cueva profunda, de la pradera al mar… y los ojos de los niños se llenan de espejos en los que se reflejan las propias palabras del libro.

– “¡Bueno!, os podéis sentar en silencio alrededor de mí y del libro. Pero hacerlo en silencio, despacio. He dicho despacio.”- Yo espero.

De pronto, sólo veo libro, niñas y niños, y me encuentro rodeado de cabezas que se agolpan para ver el texto y las ilustraciones que se convertirán en bellas palabras. De vez en cuando hay que alargar la mano para indicar que se mueva alguna cabeza que, sin darse cuenta, no deja mirar a otra. La lectura se hace pausada, casi silenciosa, y la cara de los niños se llena de emoción, de pena, de alegría, y los veo dar el beso del príncipe a la princesa, o convertirse en rana, o bailar con una sonrisa de oreja a oreja.

El día siguiente será extraordinario, pues otros niños tendrán la suerte de escuchar la lectura de su cuento, que está esperando sobre la mesa del maestro.

De vez en cuando bajo a la biblioteca para ojear o releer libros que un día tuve en mis manos y leí a mis alumnos. Allí los tomo en préstamo y los llevo a la clase para, cuando sea la ocasión propicia, enseñárselos a los niños, jugar con ellos, tomar de entre sus páginas algunas frases, algunos párrafos, o algunos poemas con los que hablar del mundo, de los amigos o de nuestra experiencia.

También, de vez en cuando, paso a otra aula y pido libros en préstamo, libros que leen mis compañeros y que los niños cuidan con cariño para disfrutar durante un rato de lectura en clase o llevárselo a casa para leer con sus padres.

Todo ello va preparando la participación en el próximo Maratón, como narradores y como oyentes.

De forma espontánea o de forma organizada, los niños narran los cuentos que se llevan de la biblioteca y que han preparado en casa con la ayuda de su familia; o nos cuentan, a su manera, los que traen de casa para la biblioteca de aula. Han sido muchos los niños que después han tenido reservada su hora para contar en el Maratón de los Cuentos de Guadalajara o en el Mini Maratón de su pueblo. Es emocionante anunciarles, cuando te han presentado su ficha de lectura con una bonita ilustración para su cuadernillo: “Mis libros favoritos”, que próximamente daremos otro cuento para leer o comentar en grupo. Este año, en segundo de Primaria, cada vez que lo hacemos, los niños aplauden esbozando una sonrisa enorme. Y todo el agua del mar llena nuestros ojos, como anunciara Gloria Fuertes.

Sin embargo, no queda aquí la participación de los niños en el Maratón de los Cuentos. “El libro gigante” deja un recuerdo imborrable. Sin duda, lo mejor es la participación de todo el colegio, repartiendo el trabajo entre clases, adaptando cuentos, creándolos, ilustrándolos, repartiendo capítulos, aprendiéndolos, presentando, clase por clase y en la biblioteca el resultado final, encuadernándolos con madera, y registrándolos y clasificándolos en la biblioteca escolar dentro de los libros elaborados por los niños, con la lógica ayuda y dirección de los maestros. Así han surgido libros armario, libros misterio, libros del mar, libros cofre, libros palacio, libros globo, libros de canciones de ciego, libros fábula…. y un sinfín de originalidades inimaginables. Al final todos recogen su premio en este certamen tan singular que premia a todos el día de la presentación en la Biblioteca Pública de Guadalajara. Después. ¡a disfrutar todos con su exposición! y presentación, y a disfrutar también viendo los vídeos y las fotografías de su participación en maratones anteriores, mientras se celebra una nueva edición.

Y hay otro gran libro, también “El libro gigante”, pero esta vez gracias a la inspiración de Pep Durán, un ilustre librero y animador catalán que no se cansará nunca de enseñar y contar sus libros. Nos lo ofreció en uno de los Encuentros Nacionales de Animadores a la lectura que precedieron al Maratón de los Cuentos. Y como homenaje, se nos ocurrió repetir su idea en la Plaza Mayor de Guadalajara en el primer Maratón. Adultos y niños escribieron sus historias que fueron ilustradas por profesionales y aficionados. Con música de fondo fueron leídas todas las obras. Todos los trabajos como nos sugiriera Pep, fueron encuadernados en un gran libro que fue expuesto durante tiempo en la Biblioteca. A partir de aquí surgió la idea de hacer un “Maratón de Ilustración” en el que los artistas de turno crean dibujos relacionados con algunos de los cuentos que narran los participantes. Todos los años los niños buscan en la exposición, que se hace junto a los escenarios, la ilustración de su cuento. Si hay suerte encargan una fotocopia a todo color que pasa a decorar su habitación o su aula, como recuerdo imborrable. Quizá alguien haya puesto en el pie de la ilustración enmarcada: “Ilustración del cuento Doña Berta y Don Martín escrito para la participación durante el X Maratón de los Cuentos de la Ciudad de Guadalajara. Junio 2001”.

En varias ocasiones, los patios y las aulas se llenaron de pequeños pintores que, con brocha en mano, iban pintando unas enormes pancartas para colgar a modo de banderolas por la calle Mayor de Guadalajara. Cada pancarta reproducía las cubiertas o ilustraciones de los libros que más les habían gustado, sin olvidar el nombre del colegio para que los niños disfrutaran viéndola colgada de algún balcón. Los organizadores proporcionaban las telas y los útiles de pintura para facilitar la participación. Muchas de ellas volvieron a su centro y se utilizaron repetidas veces. Otros años, los maestros, madres y niños del colegio San Pedro Apóstol, con Vicente Aldeanueva a la cabeza, prestaban su decoración y algunos recursos de su semana cultural para decorar el zaguán, la escalera o algunos espacios del Palacio, que nos encargábamos de montar en un tiempo record.

Antes, una oleada de invitaciones a la participación por parte de los organizadores y una visita personal a los claustros de los centros animaba a participar en un Maratón que contaba al principio con pocos recursos.

Y todos a recordar su cuento preferido: La niña del zurrón, El hombrecillo vestido de gris, El huevo más bonito del mundo, El gallo Kirico, La niña de los tres maridos, El hatillo de cerezas, El jajilé azul, Más poderoso que el sol y muchos más. Cuentos maravillosos, con sus elementos mágicos y reales, con sus héroes y adversarios.

La “pequeteca” de la Biblioteca de Guadalajara se pone siempre manos a la obra y las Bibliotecas Municipales de la provincia se disponen a preparar sus Mini Maratones. Cada año son más los municipios que participan. Y sin duda los niños, sus principales protagonistas.

No se nos olvidan los talleres de poesía y su ritmo poético; “El Restaurante de los Cuentos”, donde los niños pueden elegir a la carta su menú de relatos; la creación de cuentos maravillosos que algunos animadores organizamos de la mano de Vladimir Prop y su Morfología del Cuento; la creación de cuentos colectivos o individuales con la aportación del incombustible Gianni Rodari, o la original “Chimenea de los Cuentos” decorada con cariño, sin buscar nada a cambio, donde los niños y no tan niños, y los profesionales o no pueden contar sus cuentos preferidos en un ambiente más íntimo que el que se da en el escenario principal del Maratón. En este caso no hace falta reservar un tiempo. Cuentos de animales, cuentos mínimos, cuentos de nunca acabar, cuentos de bandidos, cuentos de miedo llenan todo el ambiente.

Un ambiente que crean los niños, sus madres, sus padres, sus hermanos, sus abuelos y que es impagable año a año. Aunque se hagan desfiles de ida y vuelta para escuchar a su hijo, aunque a veces el silencio deseado no se pueda lograr. Los niños son protagonistas durante muchas horas de maratón y sin ellos sería muy distinto.

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