PREGÓN DEL DÍA DE LA BIBLIOTECA 2008

ABRE LAS PUERTAS y entra. Entra en este espacio que aguarda por ti, en este ámbito donde cada palabra es un don que recibimos como regalo. Recorre todos los rincones de esta casa de la libertad, respira este aire que no sabe de fronteras, déjate llevar por la corriente de aromas que anuncia los tesoros de la biblioteca. Estamos en un lugar especial, sería imposible confundirlo.

Desde el cielo debe de verse como un punto de luz brillando con la intensidad mayor, como un aleph que contiene la memoria y los sueños de la humanidad. Una luz, sí. Una luz que ilumina como un faro entre las tinieblas, con el rítmico latido de un corazón inmenso que expande ondas de libertad y de esperanza por el territorio que la circunda.

Quizá podríamos seguir viviendo si nos faltara este aire que hace vibrar todas las células de nuestro cuerpo, quizá las personas continuaríamos con nuestra existencia rutinaria si no existiese la biblioteca, pero algún lugar decisivo quedaría vacío en nuestro corazón. Nos faltaría la energía que nos hace desear una vida mejor, una ciudadanía más libre, una sociedad más justa. Nos dolería no escuchar la voz de las personas que sufrieron la historia y la de las que la sufren ahora mismo; sería insoportable oír solo las palabras de los que pretenden dirigir y controlar nuestras vidas.

Para que esto no suceda, abre las puertas y entra. Ábrelas siempre, todas las puertas, pues cada vez que lo haces te incorporas al río subterráneo que alimenta a la biblioteca, al torrente de libertad que la hace vivir y le da ánimos renovados.

(Continúa)

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